sábado, 21 de junio de 2008

Haikus de Invierno


Anoche nevó.
El pueblo brilla al sol.
Parece nuevo.

Ayer nevaba,
hoy el sol deslumbraba,
es Bariloche!

Arroz y frijoles.
Veinte bajo cero.
Pájaro yerto.

Blanco paisaje
sin suelo, cielo, ni sol.
Huelo castañas.

Brisa montana
congela la aldea gris.
Viene la nieve.

Cielo, floresta,
montes, senderos níveos:
muda soledad.

Copo de nieve,
te derrites muy lento,
igual que yo.

El viejo rancho,
bruñido por la nieve,
parece nuevo.

Escribe pluma:
invierno inclemente,
versos ardientes.

Estoico soporta
la tormenta de nieve,
el lobo blanco.

Qué tan alto
sobre el portón llegó
ayer la nieve?

Invierno azul,
nevada argentina,
hogar llameante.

Nueve de julio,
todo es hielo y nieve.
Calienta café!

Nunca tengo frío
cuando en la montaña
ardiente esquío.

Fríos vendavales
estremecen el templo
que nadie visita.

Brama viento sur
blanco suelo, cielo gris
Dulcísimo amor.

Haikus de la Montaña


Apunado veo
el valle y el lago.
Cóndor testigo.

Arroyo que caes
entonando canciones,
narrando sueños.

Bajo la cuesta.
Sopla desde el lago.
Llego a casa.

Bruma serrana:
nubla cerro, rebaño,
flauta y pastor.

Con un zapucay
llego a la alta cumbre.
Cesa la ventisca.

De lo alto
de este cerro enorme,
veo chica la vida.

Desde la cima,
evoco la quebrada.
De ahí, la cumbre.

El sol ya sale.
La montaña nos reclama.
Estamos listos!

Entre montañas,
el trueno no se siente,
pero sí la lluvia.

Fría cima blanca
del Tronador, besada
por un tibio sol.

La quebrada traga nubes,
transpira álamos y pinos.

Logré la cumbre.
Tantos montes, ríos, valles,
mi intimidad!

Montaña azul
coronada de blanco,
el lago te plagia.

Montañas, valles,
bosques, lagos, venid ya,
todos a casa!

Riacho helado.
Niño y perro corren
por la montaña.

Ruta montana.
Familia de gansos
marcha en fila.

Sube al cerro,
mira el lago en el valle,
siéntate y medita.

Trepamos mudos.
El río solfea al compás
de nuestro paso.

Haikus Naïve


Bajo tu copa,
higuera de antaño,
sólo soy niño.

Cándidamente,
en la misma rama,
luna y gorrión.

Cien palomas
revuelan a mi paso;
giro con ellas.

Constelaciones.
Expansión universal.
Una violeta.

Dejó de llover:
van barquitos de papel
al sumidero.

Dulce risa roja,
negros los dientes.
Será la sandía?

El pie ya llega.
La hormiga ignora
que va a morir.

El sauce llora.
La hiedra lo abraza,
el lago lo besa.

Entre las hojas
de las palmeras,
la luz dibuja tigres.

Gota constante,
me produces insomnio,
te crees cascada.

Ingenua niñez,
evoco la monodia
de mi canario.

Diez mariposas
jugaban “escondidas”
con la muchacha.

Pueblo añejo.
Sólo las gaviotas
parecen nuevas.

Sauce cual Narciso
se refleja y admira.
El búho guiña.

Triste criatura,
quisieras ser árbol
y no espantajo.

domingo, 15 de junio de 2008

Algunos de mis haikus y fotos de TRENES

Al almuerzo veo
bosques, valles, tres puentes
y veinte ranchos.

Alba en ciernes.
Los ecos del tren
sorprenden al bosque.

Corre el tipo.
El tren para apenas...
y parte sin él!

Chifla, resuena,
deja estelas grises,
viola la calma.

El tren aúlla.
Recorro los vagones
balanceándome.

El tren del amor
pasa por estaciones:
Pasión, goce, pena...

Entre la niebla
se siente su trajinar.
Pita al pasar.

Fugaces postes
tras las ventanillas
desfilan mudos.

Fuma, culebrea
incansable por el riel,
tras ríos y quebradas.

Gran algarabía,
partió el ferrocarril.
Andén desierto.

Fagocita mil
ánimas que hormiguean.
Grita al partir.

Huye fumando.
Va por el horizonte,
pitando el tren.

La gente corre.
Lloran las ventanillas.
Agitan pañuelos.

La tarde duerme.
Los ecos del convoy
interrumpen la paz.

Nieva en el riel.
Dentro, nadie conversa.
Un chico berrea.

Por la ventana,
los postes de prisa,
me separan de ti.

Raudo el paisaje...
Parece que la vida
va tan de prisa!

Sale la luna.
Desde la cumbre, baja
humeando el tren.

Sierpe que llega
fumando, pare miles
de testa a rabo.

Silba distante el ferrocarril.
La res duerme en la vía.

Su propio humo lo oculta,
mientras brama enfurecido.